Es tan difícil respirar

Mtro. Jesús Sánchez Robles, adscrito al Departamento El Hombre y su Ambiente de la División de Ciencias Biológicas y de la salud, dedicado a la investigación en “Planeación para la sustentabilidad ambiental”.

Anteriormente trabajé durante seis años con personal académico del Departamento de Atención a la Salud, en un proyecto donde se relacionaban los niveles de contaminación del aire con la espirometría. Se trata de una prueba diagnóstica que nos ayuda con el conocimiento de la ventilación pulmonar. Mide los flujos y volúmenes respiratorios útiles para el diagnóstico y seguimiento de algunas patologías respiratorias como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma.

Este proyecto fue muy productivo: generó información valiosa sobre la variación de la contaminación atmosférica. Fue medida en el sistema de monitoreo de la Ciudad de México para percibir su efecto en la espirometría, demostrado ya en otros lugares del mundo.

“Tenemos entonces un círculo vicioso con la situación socioeconómica y cultural de la gente, que es un factor que los hace más proclives a la contaminación. ”

Efectivamente, la contaminación del aire está asociada al mal funcionamiento del sistema respiratorio, en particular la parte de las vías aéreas superiores: nariz, garganta y bronquios. También hay un impacto hacia las vías interiores, dentro del pulmón, como inflamación, incapacidad de expeler sustancias producidas naturalmente y, dependiendo del estado de salud actual de la persona, se pueden desencadenar problemas más complicados. Los síntomas de las personas con antecedentes respiratorios con la contaminación se incrementan.

Es fácil hablar de la contaminación del aire y de las complicaciones generadas a la salud, sin embargo el problema son los efectos acumulativos. El problema no es exponerse en algún momento a un nivel alto de monóxido de carbono, de ozono, o partículas suspendidas; el problema es la exposición continua, pues la capacidad del organismo para enfrentarse con esa exposición adquiere un matiz cada vez más complicado.

Pasando al monitoreo atmosférico, se ha implementado actualmente un programa que detecta cuando se traspasa el límite permitido en los niveles de contaminación, particularmente de ozono y de partículas suspendidas.

Cuando esto sucede ya hubo una buena cantidad de personas expuestas a la contaminación por varias horas, incluso si no se declara la contingencia. Naturalmente las personas que transitamos en la ciudad nos exponemos, particularmente al caminar por la calle, hacer ejercicio en espacios abiertos, al trabajar entre los vehículos, etc. Los que vamos dentro de un auto o transporte también estamos expuestos, aunque a un nivel menor.

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