Violencia de Género

La violencia contra las mujeres es un problema social y generalizado. Es aterradora y está presente en todas las clases sociales. Una sociedad no puede llamarse democrática si permite el maltrato y asesinato de las mujeres. Además con mayor frecuencia se produce en los lugares donde deben estar más protegidas: sus hogares, su entorno, con las personas que se relacionan.

En su Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada” (1)
Se crea una relación de dependencia entre lo social y lo familiar en torno a esta violencia. Se justifica bajo la premisa de que las mujeres están en el mundo para ser usadas, aprovechadas, explotadas, violadas o usufructuadas; por el simple hecho de existir son víctimas de delitos como trata, prostitución, violencia y asesinato.

“No nos violentan por ser altas o bajas, gordas o flacas, necias o inteligentes, licenciadas o analfabetas… nos golpean por ser mujeres.”

Esta violencia promiscua es producto de varias uniones: de la guerra con la política, de la injusticia con el abuso del poder, del narcotráfico con la miseria entre muchas otras. Entender las razones últimas que están detrás de ella supone, además, profundizar en las relaciones entre mujeres y hombres, y en el contexto donde ellas se producen. Un contexto cargado de historia, cultura, valores, ideas, creencias, símbolos y conceptos que pueden explicar por qué la violencia de género incluso se ha naturalizado.

Tras varias décadas de movilizaciones promovidas por la sociedad civil y los movimientos de mujeres, se ha conseguido incluir la erradicación de la violencia de género en las agendas nacionales e internacionales. Nunca tantos países han contado con leyes contra la violencia doméstica, las agresiones sexuales y otras formas de violencia. Sin embargo, todavía existen retos en su aplicación, y su consecuencia es una limitada y pobre protección y acceso a la justicia por parte de mujeres, adolescentes y niñas. Asimismo no se hace lo suficiente para prevenir la violencia, y cuando ésta ocurre a menudo queda impune.

En la siguiente entrevista abordamos el tema de la violencia dentro de la Universidad, según las experiencias de la Dra. Guadalupe Huacuz Elías y la candidata a Dra. en Desarrollo Rural Sofía Blanco Sixtos.

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