Fui invitado por el Dr. Ramón Villareal, primer rector de la UAM-X, a crear la Coordinación de Planeación en el año de 1974. Llevo aquí 45 años y debo decir que este era un proyecto muy ambicioso -el de la enseñanza por problemas- que ahora ha tenido un éxito internacional notable. Sin embargo la UAM, ya desde hace mucho tiempo, ha caído en una circunstancia muy grave, de simple simulación; cada vez tenemos más componentes, materias, asignaturas, que no tienen nada que ver con la innovación que convocó a esta Unidad.
Con el Dr. Villareal venían dos personas muy experimentadas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), muy experimentadas en este tipo de educación: El Dr. Ferreira de la Universidad de Brasilia y Rolando Garcíaa que tuvo una gran cercanía con Jean Piaget en toda esta lógica del tema central del aprendizaje; no de la enseñanza, del aprendizaje, de las capacidades que se van desarrollando desde edades muy tempranas y cómo la aprehensión se vuelve el resultado de hacer las cosas y no sólo de escucharlas o verlas en un pizarrón.
El nombramiento del Dr. Villareal como rector de la Unidad Xochimilco hizo que el proyecto fuera muy promisorio, aun cuando requería no sólo reclutar profesores muy jóvenes, sino darles alguna formación. La UAM no se ha preocupado mucho por esta formación, ha sido más bien jalonada por procesos externos que por un programa deliberado de la Universidad, hasta la fecha, para la formación del personal docente.
Es un proyecto que se ha metamorfoseado en el peor sentido del término y se ha convertido en algo muy poco afortunado, con muy poca dedicación a pesar de la gran proporción de profesores de tiempo completo que tiene. Sin embargo, el trabajo docente recae principalmente en personal temporal al que se somete a una terrible presión por la carga docente, mientras el personal de tiempo completo prefiere no venir, ya no digamos no trabajar y tiene un tipo de producción que tampoco corresponde a esta proporción.
El problema posiblemente más serio es la falta de coordinación y el hecho de que la jerarquía que requiere cualquier institución educativa no se construye por la vía de la autoridad moral, por la detención del saber por parte de las autoridades, sino por asuntos por demás casuales. Entonces es decepcionante la situación por la cual está pasando la universidad y son decepcionantes las tendencias que se hacen visibles en su funcionamiento.