La Kramecina

Trayectoria dentro de la UAM
El conocimiento no-académico sobre las plantas ha sido abordado desde diversas perspectivas por muchas disciplinas desde las ciencias biológicas hasta las ciencias sociales. Se encuentran investigaciones que abordan los fenómenos cognitivos, otras se centran en el origen étnico de los saberes y sus portadores, en fin, hay diversidad de puntos de vista y apelativos para este tipo de conocimiento: conocimiento local, tradicional, popular, indígena, etnológico, saberes locales, etc.

El hecho es que siempre se ha buscado aportar no sólo en la descripción teórica-etnográfica de este tipo de conocimiento no-académico acerca de plantas medicinales, sino también en el conocimiento científico de sus componentes. Así que -tomando como punto de partida el conocimiento popular y teniendo en cuenta un antecedente fundamental- el saber se vincula íntimamente con la forma en que los seres humanos, en tanto seres biológicos, psicológicos y culturales, se relacionan con su ambiente y es así como conocen y conforman sus mundos. Me adentré de lleno en este mundo de las plantas, el cual se convirtió en parte muy importante de mi vida.

Cuando terminé el doctorado fui aceptada en la Universidad de Heidelberg, con una beca de la Fundación Alexander Von Humboldt, durante un año, a realizar mis estudios posdoctorales en Alemania. Durante ese año me dediqué a la investigación complementando mi tesis de doctorado, que era sobre determinación de algunos coeficientes y propiedades termodinámicos de mezclas.

Ingresé como profesora a la UAM Xochimilco en 1975. No había equipo ninguno, no había laboratorio, ni edificios; trabajábamos en los gallineros en docencia solamente. Cuando se termina de construir el edificio G, se instalan los laboratorios para QFB. Comencé a investigar en los laboratorios de docencia junto con mi hermano Cuauhtémoc Pérez, quien consiguió unos baños de temperatura constante y empezamos a hacer Cinética.

Después de mi regreso de Alemania, junto con mi hermano, teníamos la tentación de trabajar con plantas, era la tendencia del momento. En 1978 abordamos el estudio de las plantas y dejé todo lo que había hecho antes en investigación para dedicarme de tiempo completo a su estudio, comprensión y práctica.

Con un financiamiento que conseguimos, comenzamos a trabajar y a comprar equipo. Cuando mi hermano fallece en 1992 ya estaba el laboratorio totalmente montado; posteriormente conseguimos financiamiento con otros grupos y con dinero de PRODEP se compró la resonancia, cambiamos y montamos los cromatógrafos e independientemente de a nombre de quién esté el resguardo de los equipos, fui yo quien los consiguió en el año de 1997.

La investigación se vuelve cada vez más interesante y empezamos a montar modelos farmacológicos para probar las actividades de las plantas, lo que hizo que el estudio se tornara cada vez más apasionante. Fuimos cambiando de actividades y montando nuevos métodos y cuando inicia el Doctorado en Ciencias Biológicas, que ahora es Doctorado en Ciencias Biológicas y de la Salud, empiezan a aparecer estudiantes interesados en el tema de las plantas, lo cual hace que me involucre cada vez más. Ahora, prácticamente todo lo que química, cuando es de síntesis, se trabaja en colaboración con otros grupos.

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