El bambú. Hacia un mundo sustentable

Antes de estudiar Diseño Industrial estudié un tiempo Medicina Veterinaria y Zootecnia. Desde entonces comencé a escuchar un poco sobre el bambú, en el curso de bromatología, cuando nos enseñan sobre diferentes tipos de plantas para preparar los alimentos de los animales. Después, durante la maestría, una compañera hizo su investigación sobre muebles para Monteblanco, el pueblo del bambú. Por último, en el doctorado, la Dra. María Eugenia Castro Ramírez trabajaba en un proyecto en la cuenca de Papaloapan y me comentó que había mucho bambú; le dije que me interesaba conocerlo y así fue como comenzamos a investigarlo. Fue como nos dimos cuenta de todas sus virtudes, sus beneficios y de la grandeza de esa planta.

En México, junto con países de Sudáfrica y Asia, contamos con el beneficio del bambú. No todos los países lo tienen, por ejemplo, Estados Unidos y Europa casi no tienen producción de esta planta. Sin embargo no se ha desarrollado su uso aquí en el país. Si preguntas a la gente ¿Qué sabes del bambú? ¿De dónde viene?, las respuestas suelen ser que es una planta ornamental, que lo comen los pandas o que viene de China, y es una verdad a medias, porque en México tenemos alrededor de cuarenta especies nativas, no sabemos con precisión porque contamos con pocos estudios científicos. Hacen falta Normas Oficiales Mexicanas, por ejemplo, para la construcción o elaboración de objetos.

“Con los laminados de bambú se puede hacer cualquier cosa que se imagine. Se pueden elaborar pisos, muebles y una gran cantidad de productos. También objetos más pequeños como base para laptops, mesitas de servicio, fundas para celulares, lentes y portables para tabletas.”

En otros países orientales, como China, los avances son grandes. El bambú se utiliza tanto en la medicina, como para hacer tableros, tela y para una infinidad de cosas. También lo estudian en varios países latinoamericanos como Colombia, Costa Rica, Brasil, ¿Por qué nosotros no? El uso del bambú tiene beneficios medioambientales, económicos y sociales; puede aprovecharse de muchas maneras. Con base en estos argumentos surgió el interés en su investigación.

Con el bambú se puede tener cualquier tipo de aplicación. Puede utilizarse en medicamentos, sus brotes son comestibles, hay tela de bambú, puede utilizarse para construcciones y puede ser un sustento, se puede vivir del bambú. El desconocimiento de su potencial hace que en el campo lleguen a pensar que se trata de una planta invasora dicen algunos que “es una plaga”, cuando acercándonos un poco a sus bondades podemos darnos cuenta de que su producción sirve para el comercio.

Las posibilidades del bambú pueden llegar a beneficios sociales. La migración del campo hacia las ciudades y hacia otros países en busca de trabajo es un problema que se agrava con las relaciones a Estados Unidos. El bambú es una alternativa que ofrece trabajo en nuestro entorno y permite obtener ingresos y mejorar la calidad de vida en su ámbito social.

El bambú es un proyecto integral, abarca los sectores económico, social y ambiental. Los beneficios ambientales, por ejemplo, se obtienen desde que se siembra: sus raíces, en forma de red, amarra el suelo y evita la erosión; capta grandes cantidades de CO2, de hecho tres veces más que una superficie cubierta por árboles; y las diferentes hojas que caen como las hojas caulinares, además de evitar la erosión, genera una capa de humedad que además nutre la tierra. Cuando es transformado a productos prácticos, después de su vida útil puede reincorporarse perfectamente a la naturaleza.

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