Doctorado en Humanidades

¿Para qué una doctora o un doctor en Humanidades? El programa de Doctorado en Humanidades de la UAM Xochimilco tiene una postura crítica ante esta pregunta: la utilidad no necesariamente es sinónimo de pertinencia. Eso es muy peligroso, al parecer todo lo que estudiamos tiene que ser útil. Los seres humanos no sólo necesitamos ser útiles en los términos del más aferrado pragmatismo, cada vez más impregnado en la vida académica. ¡Hay tanta vocación trunca por esa exigencia de utilidad y pragmatismo!

Este doctorado se desprende de las humanidades como el alto espíritu de la cultura, las artes y la literatura, poco entendible y a la cual pocos pueden acceder; se separa de las humanidades concebidas de manera clásica, europea, distante de preocupaciones más urgentes para Latinoamérica. Un ejemplo es la línea de humanidades digitales: invita a la reflexión de la cultura y las potencialidades de comunicarnos a través procesos simbólicos cada vez más mediados por las redes y soportes digitales, y como consecuencia, la transformación del mundo.

“Diría que para responder estos puntos el equipo con el que diseñamos el Doctorado se concentró en varios elementos. En primer lugar, en defender, como nos enseñaron los maestros clásicos, que el conocimiento “útil” no puede ser nunca el que trabaja con la inmediatez sino el que se compromete ante todo con la lucidez.”

El sello de las humanidades (muy criticado desde mi postura) es la letra escrita. La brecha digital abre un nuevo campo a discusión desde América Latina: no es lo mismo una reflexión digital en Stanford, donde los alumnos digitalmente son letrados, a contextos más cercanos al nuestro, donde la desigualdad dificulta el acceso y produce una reflexión muy diferente. Es una sociedad del conocimiento, pero ¿De quiénes? ¿Dónde? ¿En qué espacios? ¿Qué tipo de acceso a la información? ¿Qué calidad de información? Esta línea de investigación no responde al canon disciplinario, pero no por ello pierde su importancia.

Xochimilco tenía ya a una serie de profesores especialistas en Humanidades, los cuales no estaban capitalizados en los posgrados porque es difícil incluir a un profesor en literatura en un posgrado de Ciencias Sociales. Esa fue una de nuestras ventajas, existen los recursos para solventar el doctorado. Durante el diseño y construcción de la justificación, planes y programas de estudio nos posicionamos en sintonía con el espíritu Xochimilco. Para ello retomamos el Documento Xochimilco, el cual, aunque es de los años 70, tiene una vigencia enorme. Ya habla de transdisiplina situacional y de nuestra posición desde América Latina, por ejemplo. Justo el Documento Xochimilco fue una base para justificar la pertinencia del Doctorado: el Sistema Modular hace pertinente y relevante la importancia de pensar transdisciplinariamente.

Fueron alrededor de tres años y medios en el trabajo y gestión para la aprobación del Doctorado. Es una experiencia interesante, de pronto un ingeniero dice “tu justificación del doctorado no me parece”, uno se irrita; pero luego te das cuenta de la necesidad de ser muy claro. Cada paso del proceso nos ayudó a afinar el documento y que al final no fuera necesario modificar tantas cosas.

Quedó al final un documento de cincuenta cuartillas donde está la relevancia social, académica y epistemológica del posgrado, lamentablemente no están en el plan y programa de estudio. Al final siempre tuvimos una excelente recepción de la propuesta del doctorado y estamos muy contentos de estar a punto de iniciar docencia el próximo trimestre 17 Otoño.

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