Cuarenta y cuatro años en la Universidad y sigue la mata dando…

Ser docente es una profesión cargada de inspiración y de satisfacciones porque el profesor no sólo tiene la facultad de ayudar a sus alumnos a desarrollar al máximo su potencial, sino que también puede contribuir a mejorar la calidad del sistema educativo en su entorno. La mayor satisfacción de mi estancia en la Universidad es ver los éxitos de mis estudiantes en el eje profesional, pero sobre todo que sean personas honorables y éticas, creativas e inteligentes; eso es un indicio de que nuestros egresados están respondiendo. La mayor satisfacción de un profesor es verse superado por sus alumnos y la disfruto plenamente.

Me emociona el sistema modular de la UAM-X, el planteamiento de cómo aprendemos continua y colectivamente me sigue sorprendiendo. Los seres vivos tenemos un proceso de maduración, cuando se planea un cultivo se establecen una serie de pasos y con el tiempo —si se ejecuta bien lo planeado— se recoge la cosecha. Esa misma lógica de la producción agrícola es la que debemos tener con los estudiantes: ellos son nuestra semilla y si nosotros ejecutamos el proceso con profesionalismo y honestidad vamos a tener egresados que respondan a los retos del futuro, que además de los conocimientos básicos fundamentales adquieran fortalezas de todo tipo.

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