El concepto de bioética fue introducido por Van Rensselaer Potter, bioquímico profesor de oncología, en la década de 1970, cuando se suscitó la reflexión y el análisis sobre los valores morales propios del ejercicio de las profesiones de la salud derivados del desarrollo científico-técnico progresivo del siglo XX.
El concepto aborda el estudio de los problemas relativos a la vida puesto que los médicos tienen que ver con aspectos fundamentales y esenciales de los seres humanos como el nacimiento, la muerte, la sexualidad, el pudor, la moral, la vergüenza, el dolor, los sentimientos etc. y el ambiente propio de la época, por lo que su objeto de estudio trasciende el de la medicina y se relaciona más al concepto actual de salud con su enfoque socio-psico-biológico.
Es necesario conocer algunas claves que expresen la intimidad más profunda de la persona. En la medida en que se conozca y se comprenda este núcleo íntimo será más fácil percibir las formas de relación con su entorno que tienen que ver con la cultura y el comportamiento humano.
¿Por qué se dedicó a la Bioética?
Se juntaron varias cosas: estudié medicina en Ciudad Juárez; tuve una formación biomédica, lo cual me permitió conocer esa dimensión, pero hay otras— social, emocional, cultural, psicológica— que siempre se dejan de lado; además, sin una ética como base la ciencia se torna ciega e inhumana. Sólo una toma de conciencia de que el ser humano debe asignar valor a las cosas y establecer los criterios de distribución de bienes en beneficio de todos es lo que hará posible una convivencia humana.
En mi desarrollo profesional me fui dando cuenta de las problemáticas aledañas al hecho biológico que rodean a la vida humana como la sexualidad, la fertilidad y la reproducción. Me di cuenta de intimidades en las cuales la medicina no puede ayudar, hay asuntos que quedan por fuera de cualquier disciplina.
La bioética para mí es una razón muy poderosa para ver y enfrentar la vida con otros ojos que se encuentran íntimamente relacionados con el desarrollo humano, ese que tiene que ver más con el bienestar, el respeto, la calidad de vida y la felicidad de las personas. Cuando me dediqué a estudiar y a profundizar aspectos de bioética en cuanto a sexualidad, reproducción asistida y eutanasia, entre otros, y me enfrenté cara a cara con los dueños de dichas problemáticas, me di cuenta de que todo lo que sabía no me servía de mucho.
En el momento en que uno mira a los ojos la pobreza de la gente, se queda mudo. Alcanzar los objetivos de la bioética es fundamental para preservar y promover la vida de las generaciones y de la naturaleza con un sentido de justicia; cuidar de los seres vulnerables y asumir la responsabilidad de las consecuencias que las decisiones económicas y los avances científicos y técnicos tienen para ellos.