La relación entre mala nutrición y aumento del riesgo a contraer enfermedades ha sido reconocida desde tiempos muy antiguos. Las mujeres de todas las civilizaciones tuvieron conciencia de ello y por lo general se encargaron de la dieta, de los niños particularmente, asociándola con la salud.
La necesidad de alimentarse y nutrirse comienza con el origen de la vida humana, puesto que los procesos químicos básicos para que las células cumplan sus funciones y para el crecimiento y desarrollo de las personas, requieren el aporte de nutrientes. Por otro lado, se ha ido desarrollando un conocimiento paralelo por lo que se ha comprendido que existe una respuesta inmune altamente ligada a la nutrición que puede desencadenar los mecanismos necesarios para la protección del organismo ante las enfermedades.
La mala nutrición por deficiencia está relacionada con la inmunodeficiencia; los niños desnutridos mueren a causa de las infecciones y de las complicaciones asociadas. Mediante la investigación se ha comprobado que, inclusive cuando se recupera una dieta saludable, las deficiencias se pueden mantener si no se involucran en el tratamiento los aspectos sociales que las originan. En pacientes gestantes obesas se ha documentado que se pueden heredar marcas epigenéticas en el ADN que pueden afectar a los niños y hacerlos propensos a enfermedades crónico degenerativas a temprana edad.
El personal de salud debe estudiar y combatir estos padecimientos incorporando el análisis inmunológico ya que nos permite identificar la respuesta inmune que desarrolla el organismo. De esta manera, en el caso de los niños desnutridos, los niños con infecciones o individuos con sobrepeso y obesidad se pueden diseñar intervenciones que ayuden a su prevención y/o tratamiento de manera temprana. Tenemos el orgullo de decir que algunas de esas investigaciones son realizadas dentro del Laboratorio de Biología Celular e Inmunología del cual soy responsable.