La boca es el espejo del organismo. En ella se pueden detectar un gran número de padecimientos tanto sistémicos como locales, que son muy fáciles de observar. La boca como medio diagnóstico ofrece muchas ventajas: es de fácil observación; es de bajo costo, no se necesita nada más que una fuente de luz adecuada, un abatelenguas y una gasa para mover la lengua, por ejemplo; no es un procedimiento invasivo, por lo tanto no ofrece ningún riesgo y no duele. Es de lamentar el gran desconocimiento de la existencia de la Patología bucal en todos los niveles. Con frecuencia, los pacientes llegan a la consulta especializada de Patología bucal después de haber visitado diferentes médicos y odontólogos, y haber recibido distintos tratamientos infructuosos, hasta que alguien le recomienda ir con el Patólogo bucal. Es común que el médico, al ver una lesión bucal que desconoce, envíe al paciente con el dermatólogo, con el otorrinolaringólogo, sin saber –sorprendentemente- que hay un patólogo bucal. Desafortunadamente en nuestro país, como en varios lugares del mundo, existe una brecha importante entre la Medicina y la Estomatología.
“El ejemplo más claro del impacto de la patología bucal se puede constatar en el manejo de los pacientes que viven con VIH/SIDA, en quienes el trabajo multidisciplinario es vital para el éxito terapéutico.”
En la boca podemos detectar varios datos de interés para el médico, el estomatólogo y el personal de salud en general. Es posible identificar a pacientes con VIH/SIDA, diabetes mellitus, enfermedades sanguíneas, infecciones e incluso cáncer, que desconocen su padecimiento. En el caso del VIH/SIDA existen lesiones bucales indicadoras de la infección, de la progresión de la enfermedad, o de la falla al tratamiento antirretroviral. Además, a través de lesiones bucales específicas, se puede identificar a los pacientes que están sobreinfectados con otros microorganismos, como el que causa la sífilis; en México y en el mundo esta enfermedad ha ido en aumento en la última década.
La segunda etapa de la sífilis, que se llama secundarismo sifilítico y puede tener repercusiones irreversibles en el sistema nervioso central y los ojos, presenta lesiones en la boca tan particulares y específicas que no pueden ser confundidas con otra manifestación. En esos casos incidimos en la atención médica temprana, deteniendo el paso a la tercera etapa de la sífilis, que puede ser letal, y previniendo potenciales contagios.
Por estas importantes razones, desde hace 27 años comenzó el trabajo de la UAM-Xochimilco en pacientes que viven con VIH/SIDA, que ha devenido en la firma del convenio con los Servicios de Salud de la Ciudad de México, específicamente con las Clínicas Especializadas Condesa y Condesa-Iztapalapa. Este trabajo comenzó en 1990, cuando la Dra. Velia Ramírez Amador vio una gran necesidad de tratar a los pacientes mexicanos con VIH/SIDA, por lo que comenzó la vinculación con el principal centro de referencia para VIH/SIDA en el país, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMNSZ), exitoso vínculo que se mantiene hasta la fecha. Posteriormente, en el año 1995, enriqueció su experiencia con la estancia posdoctoral en la ciudad que vio nacer la epidemia: San Francisco, California.
Ha sido un camino difícil y largo, particularmente porque el odontólogo que desea insertarse en el área médica debe ganarse ese lugar con la evidencia de un trabajo relevante en términos de la interdisciplina. En un principio se veía a los pacientes con VIH/SIDA en la sala de espera del Instituto Nacional de Nutrición, hoy se cuenta con un espacio habilitado específicamente para el área de Patología y Medicina bucal en esta Institución, y contamos con el apoyo de las Coordinaciones dentales de las Clínicas Especializadas Condesa y Condesa Iztapalapa, así como del CIENI del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Nuestra cohorte más grande está constituida por los pacientes del INCMNSZ, con más de siete mil pacientes, y la Clínica Especializada Condesa, con alrededor de cinco mil pacientes.
Para continuar con nuestro trabajo cotidiano de servicio se requiere del trabajo de muchas personas. En el proyecto están involucrados los alumnos de la Maestría en Patología y Medicina Bucal, quienes se incorporan en los diferentes centros, y alumnos de servicio social de la Licenciatura en Estomatología. Tanto los alumnos de Maestría como los pasantes de servicio social, en cada uno de sus niveles, tienen una formación integral científica y socialmente; en particular los pasantes de Estomatología, quienes no tienen una formación clínica en pacientes con VIH/SIDA durante su trayectoria académica y llegan con una carga importante de miedo y estigma hacia el VIH, egresan con un valor agregado. Muchos de ellos incluso buscan la donación de medicamentos para apoyar a los pacientes más desfavorecidos, lo que constituye un alto impacto del lado humano y social.
El impacto médico es también muy importante, fundamental. Un aspecto reciente es el hecho de que los pacientes con VIH tienen mayor susceptibilidad de desarrollar varios tipos de cáncer, como el pulmonar, cervicouterino, de colon, de cabeza y cuello. Gracias al seguimiento a las cohortes de pacientes hemos podido identificar, por ejemplo, lesiones precancerosas, evitando así su progresión a cáncer. Esto es muy relevante, ya que de otra forma los pacientes llegarían en estados avanzados a los institutos oncológicos y los tratamientos resultan, además de costosos (tanto para el paciente como para el estado), mutilantes y deletéreos, afectando la calidad de vida de los pacientes.